miércoles, 11 de enero de 2012

El valor del oro está en su mejor momento

En realidad, la buscaban a ella.

     Cuenta la leyenda que, hace muchos muchos años, existía una ciudad perdida completamente construida en oro macizo. Todos los objetos cotidianos, hasta el más ínfimo de los detalles, se había fabricado en lingotes del preciado, engarzado en multitud de piedras preciosas. Sus habitantes, lucían suntuosos vestidos del metal precioso, adornados con hermosas alhajas, y calzaban brillantes sandalias doradas. El amanecer, era un espectáculo radiante de luz y brillo que competía con el mismo sol. Era el cielo en la tierra, la abundancia, la energía y la inspiración.

     Muchos hombres sacrificaron su vida al dios oro. Como la pequeña Dorothy en el Mago de Oz, seguían el camino de baldosas amarillas que, según decían, alejaba los miedos más allá de la vida terrenal. Soñaban con cruzar el río allende la espesura verde y la humbría, desafiando a los propios dioses de la selva, para  así, finalmente, alcanzar la suma apertura espiritual, la alianza dorada y el reinado eterno. Solo aquel que consiguiera vestir en completo oro, podría demostrar su auténtica realeza.




A la última, pero profundamente aburrida



En 1965, Barbie era la reina de las fiestas más chic de toda la ciudad. Con su outifit #1647, en suntuoso dorado y turquesa, no dejaba a nadie indiferente. Su andar coqueto y elegante, embelesaba las miradas de los caballeros más acaudalados. Se sabía blanco de todas las miradas –Who´s that girl?- decían los murmullos. Claramente, nada de esto le importaba realmente, al fin, ¿a quién le puede importar que seas de plástico, cuando luces tan bonita?







Cada vez hay más rubias de bote y
menos caballeros.



La edad de oro del cine tiene un nombre y un olor: Monroe bañada en  Chanel nº5. Ella era la mirada, la sonrisa, la voluptuosidad misma. Ella era también la imagen fulgurante de mariposa débil y frágil, que aprendió a volar a cañonazos. Así debió ser, aunque no siempre se supo. Y así lució ante los ojos de Travilla, convertida en la indiscutible diosa dorada, grabada ya a fuego en nuestras retinas. Nadie como ella, supo que los caballeros las preferían rubias. Las lágrimas de Norma, no eran doradas, pero sí más valiosas que el preciado metal.








A veces dudo de si lo sigo amando, o si
solo es un amigo con mucho estilo.
Nada sencillo serviría en esta ocasión. Había alcanzado su Golden Dream al fin. Ella era la estrella más fulgurante del panorama del momento, y no podía defraudar a su público. -Necesito lucir el look de una chica con un billón de dólares- decía muy segura de sus palabras. No podemos olvidar ni un detalle, el maquillaje deberá ser también dorado, creo que realzará muy bien mis ojos azules. Aunque,  mi única duda es el cabello, no hay duda de que todos aman mi dorada cabellera pero, ¿Debo llevar el pelo liso o rizado? Cariño- le decía un  resignado Ken que llevaba horas esperando por ella.- Tú siempre brillas te pongas lo que te pongas, pero por si acaso, no dejes de sonreír, ¡se te da muy bien! En esos momentos, ella dudaba de si, después de tantos años, lo seguía amando, o era solo un buen amigo, con exquisito buen gusto y amplios conocimientos de maquillaje.








"Siempre me ha gustado todo lo que brilla"



Saberse codiciada no es un mal pensamiento. Eran los años 90 y Barbie estaba en la cresta de la ola. Había dejado atrás los encorsetados cócteles a los que acudía con Ken y en los que, a pesar de brillar con luz propia, no era extraño que acabara aburriéndose. También quedaban atrás las juergas locas con el grupo de rock de los años ochenta, las hombreras, la laca y el maquillaje excesivo. Ya nada la complacía, necesitaba un cambio urgente, un amigo que realmente la escuchara, la mimara, y supiera sacar lo mejor de sí. Y por qué no decirlo, necesitaba un retoque facial. Lo sabía perfectamente, no sería ni la primera ni la última: renovarse o morir. Algo a lo que no pensaba resignarse sabiéndose eterna.



Siempre me ha gustado todo lo que brilla.



Nació así su gran amistad con Bob Mackie, quien en 1990 debutó a su servicio, engalanándola en un maravilloso vestido dorado de lentejuelas, cosidas a mano. Él fue quien le enseñó que ninguna estrella puede olvidar sus orígenes, por humildes que fueran, así que ¡Nena, eres rubia!, con lo bien que te ha quedado siempre una cola de caballo…¡Te lo haremos todo a medida! En cuanto a tu cara, conozco muy buenos cirujanos plásticos en Beberly que te podrían echar un cable, pero para empezar, será mejor que cuando poses, cierres la boca, lucirás más fina.







Cuando una llega tan alto, no debe olvidar
sus raíces, y menos las del pelo.

Veinte años después, Barbie salía de una prestigiosa clínica de cirugía, donde se había sometido a algún que otro arreglito. El resultado era espectacular. ¿Cómo podía lucir tan bien una mujer a los 50? –Se llama model muse, Bob- decía ella desde su Iphone-. ¿Sabes?, una vez me dijiste que una verdadera estrella nunca olvida sus orígenes. En estos 50 años, me han vestido muchos diseñadores, tengo tanta ropa, ¡Qué te voy a contar!, pero desde luego, lo nuestro es diferente. Tengo una idea… ¿Te apuntas entonces?- Claro Barbie- nos vemos a las seis en el estudio, estoy ansioso por tomar tus nuevas medidas, ¡y no olvides hacerte una cola de caballo bien alta!







"Cuando una llega tan alto, no debe olvidar sus raíces, y menos las del pelo"



Volver la vista atrás es bueno a veces,
mirar hacia adelante es vivir sin temor.


¡Tiene que ser dorado Robert!, ¡Cumplo 50 años! He llegado a la edad dorada y aún luzco como una veinteañera. ¡Ay Robert!, cuando miro atrás y pienso en todas las cosas que he vivido… ¿Sabes una cosa? Siempre supe que yo no fui  hecha para quedarme en mi casa y mucho menos, para soportar esas aburridas reuniones de señoras chismosas a las que me condenaban en los años 50. Los sesenta sí que me volvieron loca…literalmente loca Robert. Entonces sí que nos sabíamos divertir. Recuerdo un verano en Malibú increible con Ken y la pandilla. Te parecerá una tontería, pero nos encantaba coger la caravana y pasar noches a la luz de las estrellas, solos él y yo.




     A veces echo de menos esos momentos. Luego llegaron  los setenta y la fiebre del sábado noche nos atrapó. Fuimos auténticos superstar, no parábamos de trabajar… acabé exhausta y para colmo ¡Las giras con el grupo! He de confesarte algo Robert, a pesar de que todos saben que Ken y yo tenemos nuestras desavenencias, después de tantos años, sigo viendo  en él, el mismo chiquillo con el hablaba horas y horas en la playa mirando al mar. Mi edad tiene esas cosas, en ocasiones a solas, cierro los ojos y veo el mar y sé que él está conmigo.

5 comentarios:

  1. Vaya Tesoro tienes, guardalo bien que ahora pagan mucho por el Oro!!

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  2. El oro tiene valor pero estas Barbies no. El arte es así.

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  3. Venal, no sé si sabes algo de barbies de colección porque sino no me explico tú comentario, ya que las barbies de coleccion tienen valor y algunas demasiado!! claro que no como el oro, pero a lo mejor alguna de ellas vale más que alguna pieza de oro y sino miras un poquito internet y verás que las hay de todos precios, es que yo soy coleccionista y me duele que digan que unas barbies de coleccion no tienen valor, habrá mucha gente entre ella tú, que no le deis valor ninguno, pero la gente como yo que coleccionamos sabemos mejor que nadie lo que nos cuestan!! y te aseguro que no son dos euros!!

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  4. Creo que me has malinterpretado 'La exposición de Barbie'. Lo que yo he querido decir es que estas barbie son como el arte. Están impregnadas de historia. Son un reflejo de la sociedad tal y como era cuando los diseñadores de Mattel las crearon. Son más que un objeto con el que especular. Por lo que tienen valor muy por encima del dinero. Besitos amig@.

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