Irán legisla un mundo sin Barbie

Muñeca legal en Irán.

Según  ha publicado hoy  el diario digital  Eleconomista.es, “La Policía Moral iraní ha iniciado una campaña para retirar de las tiendas las muñecas Barbie, a las que ven como un reflejo de la cultura occidental y un peligro para los valores islámicos, según han confirmado los propios dueños de las tiendas.” De acuerdo a la cabecera, los empresarios jugueteros se han visto obligados a retirar las muñecas a toda prisa de sus tiendas y escaparates, bajo amenaza de que les cierren sus establecimientos.

Mujeres iraníes en una
 protesta por sus derechos.

No es algo nuevo: la polémica acerca de la imagen que proyecta de la mujer esta americana plástica, ha sido objeto de controversia prácticamente desde su nacimiento. Ni si quiera, es la primera Barbie que se retira de la venta a nivel mundial. Sirva como ejemplo cercano la Barbie Española de 1999, que vestida de torera escandalizó a los antitaurinos. En esa ocasión, fue  Mattel quién tomó la decisión de retirarla de la venta a toda prisa. En ocasiones, el mundo occidental ha arrojado sobre Barbie, muchos de los demonios que han acompañado a la revolución femenina de la segunda mitad del siglo XX y su  consecuente emancipación sexual. Barbie ha sido considerada una mala influencia para las jovencitas, acusándola de sexista, racista, frívola, rubia-tonta, clasista y anoréxica.

¿Representa la cultura española?

¿Pero cuáles son esos atributos de Barbie que tanto molestan a las autoridades iraníes? Parece que no hay hueco en las fantasías de los niños iraníes, para esta yanqui con estudios, vida profesional y refinado gusto por la moda. Quizá no les guste la idea de que a esta chica le guste salir con sus amigas, viajar por su cuenta o tener una vida de pareja “saludable”, con un novio al que de vez en cuando, manda a paseo para luego reconciliarse.  Es por esto que en 2002, alertados por la popularidad que la muñeca había contagiado entre los y las jovencitas de la nación, lanzaron al mercado una muñeca de fabricación propia, cuyo nombre es Sara. Ésta sí que cumplía con los valores islámicos a rajatabla. Solo hubo un problema, no tuvo aceptación popular y su venta no dejaba beneficios a los jugueteros.

Irán parece aferrarse así,  a sus valores más tradicionales, en un momento de férrea contienda por la lucha armamentística con el mundo occidental. Censuran un estilo de vida y niegan el derecho a sus ciudadanos de elegir con qué jugar. Pero todos aquellos que no tuvieron Barbies de pequeños, convendrán conmigo que no hay juguete más poderoso que la imaginación. No importa que tu muñeca sea gorda, fea, o poco sofisticada: a los ojos de un niño es su muñeca y es perfecta. Lo mejor de este  mundo, no se fabrica en plástico: los sueños, las creencias, la cultura y los deseos no son made in Mattel. Los empresarios, han tomado la decisión de seguir vendiendo a Barbie de manera clandestina.