¡Bésame, tonto! |
Siempre he sentido una terrible atracción hacia las hombreras, la laca y las lentejuelas. El mundo del exceso y la vanidad de plástico me han fascinado desde que era un crío. Eran los años de Dinastía, de la Bola de Cristal y de pensar que el brillo del estrás y la luz del neón eran lo más fascinante del mundo.
Vivir como si no existiera un mañana, entre estampados de piel falsa, guantes con flecos y complementos de toda la gama del dorado: ¡intrigas, amantes y malas malísimas!
En 1976, Barbie necesitaba un cambio de aires. Ya estaba cansada de pretender ser moderna y su cuerpo le pedía marcha. ¿Cómo ignorar la fuerte influencia de la música disco y de la televisión? Su nueva cara necesitaba sonreir a un mundo que dejaba atrás la guerra fría y decía: ¡ey, soy rubia, americana y estoy buenorra! Ella se sabía la súper estrella del momento y quería lucir ceñida y dramática en su debú en absoluto rosa.
"Quería lucir ceñida y dramática en mi debú en absoluto rosa"
Esta es la época de Barbie que adoro, siempre divina para hacer cualquier cosa. Patinar, montar a caballo o acudir a un desfile de moda, en great shape, demostrando que en el mundo no hay otra preocupación que ser feliz junto a ken y lucir siempre hermosa. Y es que, definitivamente, ser bonita no es ninguna tontería.
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ResponderEliminar¡Felicidades por este artículo!
ResponderEliminarPues sí, tienes toda la razón del mundo: ser bella y rubia no es ninguna tontería...y tú también estás demostrando que el elblogdeKen tampoco es ninguna tontería: ¡¡es ESTUPENDO!!
Me encanta!!!enhorabuena por este apartado del blog. Un saludo!!
ResponderEliminarYa sabes que éstas no son mis preferidas, pero aún así tengo que decirte, cómo te lo Curras!!!
ResponderEliminarPara mí, esas siempre serán las auténticas Barbies, porque fueron las de mi infancia...
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